28.5.08

Películas Vintage en el Movie


El restaurante Movie, situado en la calle Roger de Lluria nº 50 de Barcelona, estrena cada miércoles de junio el menú Vintage. A partir de las 19h, todos aquellos que deseen pasar una agradable velada disfrutando de películas clásicas, podrán degustar un atractivo menú por tan solo 17 euros. Para más información, conectarse a www.movierestaurant.com/vintage.html.

5.5.08

Drama. Comedia. Tragedia...


CASSANDRA’S DREAM (EL SUEÑO DE CASANDRA)
Por Faust Camacho

Muchos consideran que el talento de Woody Allen se ha agotado, que ya jamás podrá brindarnos obras del calibre de “Hannah y sus hermanas”, “Delitos y faltas” o “Manhattan”. Los mismos que se apresuran en firmar el certificado de defunción del genial director se han enfrascado en un debate bastante estéril por certificar cuál fue su última gran película. Nosotros preferimos no adelantarnos a los acontecimientos ya que visto lo visto en el 2005, con el estreno de “Match point”, puede que el director de “Bananas” no haya dicho su última palabra.
En sus inicios la comedia se imponía al drama. Ahí quedan para el recuerdo “Toma el dinero y corre”, “Sueños de un seductor” o “El dormilón”, por citar unos ejemplos, pero pronto las sonrisas se mezclaron con las lágrimas. Sus comedias se empezaron a pintar con elementos dramáticos, tal y como evidencian “Manhattan” y “Annie Hall”, y la carcajada se transmutó en llanto. Apareció el drama (“September”, “Interiores” y “Otra mujer”) y entonces, exhibiendo un dominio insultante de ambos registros, Allen culminó auténticas tragedias con tintes cómicos tales como “Delitos y faltas”. Más tarde se atrevió con delirios trufados de fantasía (“Alice”, “La rosa púrpura del Cairo” y “Zelig”), rindió tributo a Bergman (“Desmontando a Harry”), se abandonó a la fiesta del amor (“Todos dicen I love you”), se empachó de Oscar (“Hannah y sus hermanas”), propuso la disección casi definitiva de las relaciones de pareja (“Maridos y mujeres”), nos descubrió los pectorales de Mira Sorvino (“Poderosa Afrodita”), se dejó ir casi de manera imperdonable (“Celebrity”, “Un final made in Hollywood” y “Granujas de medio pelo”) y empezó a dudar si amaba la comedia o la tragedia para acabar desdoblado en “Melinda y Melinda”. Un buen día se dio cuenta que en los Estados Unidos ya no tenía futuro porque no encontraba financiación para sus filmes y se cambió de ciudad para venirse a un Londres babélico e intimidante y darse un baño europeo en toda regla.

MADAGASCAR Y CONSTANTINOPLA
El director de “Zelig” ha sido el gran cronista de Nueva York. Con el permiso de Spike Lee y su excelente e incendiaria “La última noche”, nadie ha podido redactar una declaración de amor tan apabullante y pirotécnica como la que tiene lugar en “Manhattan”. Allen siempre se ha confesado un admirador de París y hasta allí se fue para cantarle al amor a orillas del Sena y darse un atracón de glamour. Y cuando parecía haber encontrado en Londres el entorno perfecto para radiografiar los claroscuros del alma, sabemos que pronto se estrenará “Vicky Cristina Barcelona”, cinta rodada en la Ciudad Condal con, todo hay que decirlo, un título que horroriza un poco.
La mitología también ha estado muy presente en sus filmes. En “Poderosa Afrodita” utilizaba un coro griego como contrapunto a la historia (ya sabemos que Eurípides, Sófocles y Esquilo son algunos de sus maestros). Afrodita, diosa del amor y la belleza, era perfectamente encarnada por una voluptuosa Mira Sorvino, y en su último largometraje aparece Casandra, que en la mitología era hija de los reyes de Troya y sacerdotisa de Apolo y fue la que, nada más y nada menos, vaticinó la caída de Troya. En otra acepción, Casandra aparece como la que enreda a los hombres y bien pudiera ser que Hayley Atwell, por la que el realizador neoyorkino parece sentir una fascinación especial, represente a la hija de Hécuba y Príamo.

MÚSICA, MAESTRO
En esta ocasión, Allen no ha utilizado viejas canciones de ragtime, jazz, Gershwin, Django Reindhart o fragmentos de óperas. Es toda una novedad que la música venga firmada por Philip Glass, el compositor de, entre otras, “Las horas”. También sorprende que haya prescindido de la que parecía su musa londinense hasta la fecha, Scarlett Johansson. Un gran número de actores han rebajado su caché para poder trabajar con el director de “Acordes y desacuerdos”. Leonardo DiCaprio en “Celebrity”, Helen Hunt en “La maldición del escorpión de Jade”, Julia Roberts en “Todos dicen I love you”, Demi Moore en “Desmontando a Harry”, Hugh Jackman en “Scoop”, Hugh Grant en “Granujas de medio pelo” y ahora McGregor y Colin Farrell en “El sueño de Casandra”.
Estos dos enfants terribles (ya se sabe, un escocés y un irlandés) incorporan a dos hermanos que tras comprarse un velero y bautizarlo con el nombre de Cassandra’s dream ven la posibilidad de escapar de su mediocre existencia tras una proposición un tanto dudosa de su tío Howard (inmenso Tom Wilkinson), quien pretende recompensarlos económicamente por borrar del mapa a un tipo que puede comprometer su brillante carrera como cirujano plástico. Y aquí es donde Allen está en su salsa. Puede dar la sensación que sus argumentos son remixes, cuando no sampleados, de lugares comunes (atención al plano en el que Ewan McGregor aparece sentado con el London Bridge al fondo del encuadre, pues parece emular una estampa de “Manhattan”) y situaciones (las similitudes argumentales con “Match point” son evidentes ya que en aquella el personaje principal decidía aniquilar a su amante cuando esta ponía en peligro su vertiginosa ascensión social); que su puesta en escena es mecánica y que bordea la indiferencia plástica y que sus diálogos son menos sutiles y mordaces que antaño. Pero a simple vista, la que puede parecer una película sencilla (que lo es) y poco trascendente (que no lo es) se acaba revelando en un interesante fresco donde se dan cita cuestiones como el crimen y el castigo, la tragedia familiar, el conflicto paternal, el imperativo moral, y donde se cita de manera magistral la dualidad ante lo atroz (sin la pulsión homosexual latente de “La soga”) y se intuyen ecos de la segunda parte de “El padrino” en esa relación tan especial entre el hermano fuerte y el hermano débil que tan bien supieron transmitir con sus actuaciones Al Pacino y John Cazale. Si el crimen queda impune y quien lo urde todo, indemne, puede incluso que Woody Allen le esté mandando un recadito a la administración Bush. Y qué mejor manera de hacerlo que con un filme que arranca con convicción, se sigue con atención y no deja a nadie indiferente.

LA EDICIÓN EN DVD
Las ediciones digitales de las películas del maestro Allen no suelen ser ningún portento y esta, amigos míos, no es la excepción.
Nos llega en su formato panorámico original 1.85 y con las pistas marca de la casa, eso es, castellano, inglés, catalán y euskera 2.0. mono. La calidad de imagen es correctísima y el audio, como de lo que se trata es de poder escuchar los diálogos altos y claros, más que suficiente.
Los extras se limitan al trailer, spots de TV y unas fotografías de rodaje. Además, el dvd viene equipado con audiodescripción y audionavegación para ciegos.

22/05/08 14’95
1 disco
2 zona
título original: Cassandra’s dream
distribuidor: On Pictures
país: USA / UK / Francia
año: 2007
duración: 108 min
actores: Ewan McGregor, Colin Farrell, Tom Wilkinson
director: Woody Allen
imagen: 16:9 – 1.85:1
idiomas / sonido: castellano, inglés, catalán... en Dolby Digital 2.0 mono
subtítulos: castellano, catalán, euskera
Extras
Trailer
Fotografías del rodaje
Spots TV
Audionavegación y audiodescripción para ciegos

En el punto de mira


SHOOT ‘EM UP: EN EL PUNTO DE MIRA
Por David Dunn

En el 2006 Clive Owen se ponía bajo las órdenes del mexicano Alfonso Cuarón para dar vida al protagonista de “Hijos de los hombres”, quizás la mejor película del año. En ella, el hierático y carismático actor interpretaba a Theo Faron quien, a regañadientes, tenía que evacuar a la única mujer embarazada del mundo de un Londres dominado por las fuerzas del orden y la anarquía y, más tarde, salvar al bebé que devolvería la fe y la esperanza a una humanidad sumida en la infertilidad, el caos y la autodestrucción.
En el 2007 Clive Owen se ponía bajo las órdenes del inglés Michael Davis para dar vida al protagonista de “Shoot ‘em up”, quizás la película más salvaje, adrenalítica y desprejuiciada del año. En ella, el hierático y carismático actor interpretaba al Sr. Smith quien, a regañadientes, debía ayudar a dar a luz a una dama perseguida por una panda de facinerosos y, más tarde, salvar al bebé que le devolvería parte de su humanidad de las garras de un ejército de asesinos que no ahorrarían esfuerzos ni balas para eliminar a la tierna e inocente criaturita.

CÓMO CONOCÍ A MICHAEL DAVIS
El pasado verano tuve la suerte de acudir al Comic Con celebrado en San Diego donde, tras soportar estoicamente colas, colas y más colas bajo un sol abrasador junto a los tipos más freaks del planeta Tierra, pude ver trailers y secuencias de algunos de los hits que Hollywood estaba produciendo, vislumbrar en la lejanía a los actores y actrices que los protagonizarían, charlar con George A. Romero quien, tras cobrarse un impuesto revolucionario de 25 machacantes, me obsequió con un póster de “La tierra de los momentos vivientes” autografiado de su puño y letra y conseguir un par de entradas gratuitas para el pase de “Shoot ‘em up”, film del que no conocía nada excepto que estaba interpretado por el macho más macho del cine actual, Clive Owen, la actriz más jamona y despampanante a escala internacional, Monica Bellucci, y el siempre interesante Paul Giamatti, astro criado y modelado en el cine independiente que gracias a películas como “Entre copas” y “La joven del agua” se había convertido en un rostro medianamente conocido.
Aunque el pase no estaba programado hasta las 22:30 horas, a las 21 ya estaba enfrente de las puertas del cine, listo para disfrutar de un buena action movie y, según me habían dicho, conocer a Clive Owen y al maestro de ceremonias, un tal Michael Davis. Me sorprendió ser el único en la fila, hecho que atribuí a mi recién adquirida puntualidad. Mi esposa, aunque seguía visiblemente cabreada tras descubrir que nuestras románticas vacaciones no eran más que un tapadera para que un servidor pudiera acudir al Comic Con, lo que originó mi desaparición durante tres días consecutivos, no cabía en sí de gozo pues, aunque la peli en cuestión parecía importarle tres pepinos, no podía disimular la excitación que le provocaba estar a un paso de conocer a Mr. Owen, sin duda un tipo mucho más atractivo y duro que el mentiroso con quien se había casado. Bravo, Dunn, solté para mis adentros, orgulloso por haber reconducido la situación y domado a la bestia con un par de entradas que no me habían costado ni un céntimo. Pero claro, el hombre propone y Dios dispone. Resulta que los amigos del Comic Con habían repartido más entradas que aforo tenía el cine, que el pase no era a las 22:30, sino a las 22 y que nosotros no éramos los primeros de la fila, sino los últimos, es decir, los primeros en quedarse fuera. Maldición, Dunn, creí gritar para mis adentros, cuando en realidad era mi mujer que, visiblemente cabreada, otra vez, me recriminaba haber asistido a una reunión de freakys de “Star Wars” en vez de escucharla cuando me advirtió sobre un posible overbooking y que quizás deberíamos desplazarnos al cine con mayor antelación.
Afortunadamente, otros muchos llegaron tras nosotros, lo que llevó a los organizadores a programar un segundo pase al finalizar el primero. Mi esposa, como es lógico, me preguntó si Clive Owen seguiría estando cuando nosotros entráramos, a lo que yo, temeroso de lo que podría costarme otra mentira, le respondí que ni de puta coña. Se lo tomó mejor de lo previsto, conmovida por mi sinceridad y el hecho de que mintiera como un bellaco cuando me preguntó que cuál de las dos me parecía más hermosa, si ella o la Bellucci. A falta de unos 10 minutos para por fin entrar en el cine, un sujeto afable y sin duda peculiar empezó a estrechar su mano con la de aquellos que formábamos la fila y a agradecernos nuestra paciencia por haber permanecido más de dos horas al raso. La mayoría de los presentes pensaron que era algún colgado con intolerancia al garrafón. Yo, que me había informado previamente, le reconocí enseguida: era Michael Davis, el director. Hostias, que individuo más salado, pudiendo estar ligando a destajo junto a Clive Owen o descansando en la suite del hotel más estrellado de la ciudad había preferido quedarse como un campeón y saludar a un panda de fans que ni siquiera le conocían. Mientras mi maravillosa e inocente mujercita le preguntaba al bueno de Davis dónde leches se había metido Clive Owen, yo solo podía pensar en una cosa: si la película que estábamos a punto de ver era la mitad de enrollada que el tipo que la había dirigido, la espera habría merecido la pena.

MEGA HARD BOILED
“Shoot ‘em up” es lo que los americanos denominan una película de acción en asteroides. Michael Davis, quien hasta la fecha se había limitado a dirigir comedietas para adolescentes (“Eight days a week”, “100 girls”, “Girl fever”) o casposos productos de terror (“Monster man”), admite que la influencia más grande a la hora de escribir y realizar “Shoot ‘em up” fue la mítica “Hard boiled” de John Woo, sobre todo la parte en la que el personaje interpretado por Chow Yun-Fat se lía a tiros en un abarrotado hospital con un bebé a cuestas. No dice, pero tampoco lo negaría, que el mundo de los videojuegos e incluso cartoons como los del Coyote y el Correcaminos son también fuente constante de influjo en su primera gran película, una pieza de raquítico argumento en la que, por encima del rudo Owen, la explosiva Bellucci y el pasado de vueltas Giamatti, los verdaderos protagonistas son las armas, unas 200 diferentes, y las balas, a puñados.
No hay en “Shoot ‘em up” ni un segundo de descanso. Todo son persecuciones y tiroteos; tiroteos mientras los protagonistas huyen de sus perseguidores, tiroteos mientras hacen el amor, tiroteos mientras Owen se lanza en paracaídas por los aires... En el guión la palabra que más abunda es Bang!, y si algo sorprende durante el visionado de la cinta es la capacidad de Davis para coreografiar tanto tiro sin caer jamás en la repetición. Como en los films del citado Woo, la presente funciona como un musical, un ballet de balas, un divertimento cuya extrema violencia, exagerada hasta el tuétano, gustará incluso a los que aborrecen las armas, no digamos ya a aquellos que, como el difunto Charlton Heston (que en paz descanse), las aman con locura.
“Shoot ‘em up” es como un chute de adrenalina, como lo que “Crank” tenía que haber sido y al final no fue, como si el gran John Woo, el de antaño no el de ahora, hubiera muerto y a continuación resucitado en forma de simpaticote inglés, como una bomba de relojería diseñada para explotar una y otra y otra y otra y otra vez, destruyéndolo todo a su alrededor y dejándonos, tras unos compactos y ajustados 75 minutos, totalmente exhaustos.

LA EDICIÓN EN DVD
A falta que Tricpitures se decida a editarla en nuestro país en formato Blu-ray, tendremos que contentarnos con esta edición en dvd que, siendo honestos, no debería defraudar a ninguno de sus potenciales compradores. La imagen, presentada en formato panorámico 2.35, es inmaculada. Y mejor todavía son las pistas en castellano e inglés 5.1, construidas a base de interminables tiroteos y ruidoso rock and roll.
En cuanto a extras, tenemos un entusiasta audiocomentario a cargo de Davis, 9 escenas eliminadas/ alternativas (8 min.) de las cuales hay que destacar aquella en la que Smith se sirve de su pistola para escalar un muro a lo Spider-Man, un making of (52 min.) que cubre todos los aspectos de la producción (cómo se las ingenió el director para venderles la idea a New Line, el casting, las armas, los bebés artificiales...), 16 animatics (21 min.) y trailers.

25/05/08 18
1 disco
2 zona
título original: Shoot ‘em up
distribuidor: Tripictures
país: USA
año: 2007
duración: 84 min
actores: Clive Owen, Monica Bellucci, Paul Giamatti
director: Michael Davis
imagen: 16:9 – 2.35:1
idiomas / sonido: castellano, inglés en Dolby Digital 5.1
subtítulos: castellano
Extras
Audiocomentario de Michael Davis
Escenas eliminadas/alternativas
Ballet de balas: Rodando “Shoot ‘em up”
Animatics
Trailers

Grábalo todo, Pablo. Grábalo todo, por tu puta madre


[REC] Edición especial
Por David Dunn

“Queríamos encontrar la clave para construir una pesadilla lo más verosímil posible, una experiencia de terror que pudiera vivirse con una implicación más allá de las habituales convenciones del cine.
Así que decidimos contar esta historia a modo de reportaje de televisión, con una grabación en directo donde el horror sucede ante nuestros ojos en tiempo real, sin posibilidad de detenerlo ni manipularlo.
Se trataba de evitar los mecanismos del suspense y de la narración cinematográfica, y dejar que la acción se desarrollara ante nosotros como si fuera real, imparable. Como si estuviese viva. Que todo sucediese de verdad.
Así que decidimos colocar todas las piezas del horror en un escenario y darles vida. Dejar que ellas mismas actuasen por sí mismas, sin nadie que manipulase lo que iba a suceder. Creamos artificialmente una situación de horror extremo y la dejamos desarrollarse. Crecer.
Ya solo era cuestión de grabarla. De dejar constancia. Como si nosotros también fuéramos parte del horror que habíamos creado”.
Jaume Balagueró y Paco Plaza.

MADE IN SPAIN
Si hace un año me hubieran dicho que la mejor película de terror del año se iba a producir en nuestro país (y no, no me refiero a ese sobrevalorado tostonazo que es “El orfanato”) habría creído que me estaban tomando el pelo, que las posibilidades de que semejante profecía se hiciera realidad eran incluso más escasas que ver a la selección proclamándose campeona en la Eurocopa. Nada habría cambiado si, además, me hubiesen informado que era la factoría Filmax, que pese a sonoros batacazos es la única interesada en apoyar otros géneros que no sean la comedia castiza, la que estaba tras el meollo. Y dudo que mi corazón se hubiera acelerado si me hubieran filtrado que los guionistas y directores eran Jaume Balagueró, quien aunque al final nunca termina convenciéndome admito que a nivel nacional es el rey del suspense y el mal rollo, y Paco Plaza, cuyas dos anteriores películas (“El segundo nombre” y “Romasanta”), tres si contamos el documental sobre “Operación triunfo” que grabó precisamente junto a Balagueró, me habían dejado bastante indiferente.
Pero así es la vida, previsible en la mayoría de los casos y sorprendente en otros pocos. Dudo que sea el único en proclamar que “[Rec]” es, a todos los efectos, la mejor película de terror del 2007, y lo es por múltiples razones, razones que trataremos de enumerar tras la obligada breve sinopsis que, teniendo en cuenta el éxito que el film tuvo en los cines, quizá sea, a estas alturas, del todo innecesaria. Pero allá va, por si acaso.

MIENTRAS USTED DUERME
El programa de TV “Mientras usted duerme” ha enviado a su reportera Ángela (deslumbrante Manuela Velasco, la sobrina de la mítica Concha) y su inseparable cámara Pablo (Pablo Rosso) a un parque de bomberos en Barcelona para que graben un día normal en la vida de estos héroes anónimos. Se realizan las pertinentes entrevistas y se muestra la cotidianidad dentro del parque, sin que nada de todo ello sea realmente interesante. Ángela, joven y ambiciosa, desea que ocurra algo que rompa la monotonía, algo que merezca la pena grabar y despierte el interés del futuro telespectador, un incendio quizás... pero sin víctimas, eh. Huelga decir que los bomberos desean todo lo contrario, porque el programa les trae sin cuidado y porque saben mejor que nadie que cualquier salida, por sencilla que parezca, puede acabar en tragedia. Así están en las cosas hasta que suena el teléfono para informar de un pequeño accidente que se ha producido en un piso ubicado en Rambla Catalunya; al parecer, una señora mayor que vive sola ha sufrido algún tipo de percance y necesita asistencia inmediata. No parece que vaya a ser el reportaje que los lance al estrellato pero, sin embargo, Ángela y Pablo, extrañamente eufóricos, acompañan a los bomberos para por fin verlos en acción. A la llegada al edificio se encuentran con un ecléctico grupo de vecinos, cada uno con su propia teoría sobre lo que puede haberle ocurrido a la pobre señora, y un par de policías que no ven con buenos ojos que un reality se inmiscuya en sus asuntos y quizás, solo quizás, entorpezca y complique su trabajo.
A un lado de la puerta tenemos a un grupito de vecinos asustados, un par de polis levemente nerviosos, una pareja de bravos bomberos, una reportera ávida de emociones fuertes y un cámara listo para grabarlo todo. Al otro lado, una mujer cubierta de sangre y supuestamente en apuros. ¿O no? Pronto descubriremos, al mismo tiempo que todos los allí presentes, que lo que en realidad se esconde tras la puerta es el caos absoluto, el mismísimo infierno, la muerte. ¿Preparados? ¿Listos? Grabando.

RECICLANDO EL FANTÁSTICO
Decir que Balagueró y Plaza han reinventado el género quizás sea exagerar un poco pues, a fin de cuentas, su estilo, el del falso documental, no se aleja demasiado del que en su momento utilizaron Daniel Myrick y Eduardo Sánchez en la tan cacareada “El proyecto de la bruja de Blair” o Brian De Palma, Matt Reeves e incluso George A. Romero han usado en “Redacted”, “Monstruoso” y “Diary of the dead”, respectivamente, estando la última todavía pendiente de estreno en nuestro país.
Asimismo, sería un pelín exagerado tildar su guión de obra maestra, que aunque hace gala de no pocos giros y retruécanos, recuerda, como lo recuerdan casi todas las películas en las que aparecen zombis y/o infectados sedientos de sangre, desde clásicos como “La noche los muertos vivientes” hasta revisiones como la notable “28 días después”.
Pero está el elemento crítico hacia la telebasura, los realitys, programas de dudosa moralidad especializados en cruzar la línea, a día de hoy invisible, que separa lo correcto de lo “todo vale”. Cierto, pero nada que no hiciera años atrás Oliver Stone con su controvertida “Asesinos natos”.
Bueno, pero ¿qué me dices de las riñas y los brotes de racismo que se crean entre la comunidad de vecinos? ¿no es ese un elemento que le confiere peso y calado al relato? Por supuesto, pero nada que no hubiéramos visto ya en la mítica “El ángel exterminador”, de Luis Buñuel o en “The mist”, la última de Frank Darabont.
Pues si no hay nada nuevo bajo el sol, ¿por qué molestarse? Porque “[Rec]” logra lo que poquísimas películas en la historia del cine de terror han logrado hasta la fecha, eso es, dar miedo, sumir al espectador, sea o no fan del género, en una auténtica pesadilla. Hacerle gritar, reír, lograr que se olvide que lo que ocurre ante sus ojos es pura ficción, mantenerle en un estado de perpetua tensión que, lejos de desinflarse conforme avanzan los minutos, crece y crece hasta llegar a un desenlace capaz de provocar pesadillas hasta en el más curtido de nuestros lectores.
El mérito es doble si tenemos en cuenta que los costes de producción apenas alcanzaron el millón de euros, una suma entre ridícula y risible. Triple si recordamos que no hay un solo rostro conocido, y sin embargo, todos, desde el primero al último, salen victoriosos del desafío. Cuádruple, puesto que aunque parezca que todo es fruto de la improvisación, hay que haber trabajado muchas horas y haberle dado muchas vueltas para poder rodar planos que alcanzan la friolera de 20 minutos. Quíntuple, pues no hay tiempos muertos ni cabos sueltos ni sustos de manual; la duración es la correcta, ajustadísima, y cada acción, cada reacción, se ajusta como un guante a una historia que nunca cae en la gratuidad o, más difícil todavía, muestra a alguno de los sufridos protagonistas actuando de modo poco realista, detalle este último habitual en el 99% de películas de miedo.

LA COSECHA
No sorprende que “[Rec]” cosechara premios a mansalva y encendidos elogios, tanto por parte de crítica como de público, en la última edición del Festival de Sitges. Tampoco que la bellísima Velasco, rescatada a tiempo de Los 40 Principales, se alzara con el Goya a la mejor debutante del año. Y mucho menos que los yanquis, en su obsesión por rerodar todo film de terror que huele a dinero fácil, estén a punto de concluir un remake al que han titulado “Quarantine” y cuya única razón de ser pasa por la creencia, verdadera o falsa, que los yanquis y los subtítulos no hacen buena pareja.
Como dicen Jaume Balagueró y Paco Plaza (un tándem que deseamos vuelva a reunirse cuanto antes para quizás, y esto es una mera sugerencia, contarnos, a modo de precuela, la terrible y seguramente escalofriante historia de la niña Medeiros), “[Rec]” es un film hecho por y para los fans del cine de terror, un producto de nuestro tiempo que, sirviéndose de los nuevos lenguajes audiovisuales hoy tan de moda, nos lleva al corazón mismo del horror, un horror seco, descarnado, asfixiante. Sin duda distinto al que hacía referencia Brando en su particular viaje a la locura tras convivir con los autóctonos en la selva vietnamita. Distinto y aún así, tan o más perturbador. Ya nos advirtió Goya que el sueño de la razón produce monstruos. Ahora resulta que también los provoca la televisión.

LAS EDICIONES DIGITALES
Filmax tira la casa por la ventana y lanza tres ediciones: sencilla (14’95), especial de dos discos (19’95) y Blu-ray (24’95). De esta última, como veréis a continuación, la distribuidora nos ha cedido 10 unidades de las que posiblemente acabaremos sorteando 9 ya que una, llamadme poco íntegro, ya tiene propietario.
La calidad visual y sonora en todas las ediciones está fuera de cualquier duda, y si algunos planos no se ven mejor es porque esa era la intención de sus creadores. Mucha atención al impresionante curro sonoro que se han pegado Xavi Mas y Oriol Tarragó, sin el cual el film no sería ni la mitad de terrorífico que acaba siendo.

La edición sencilla (que tampoco lo es tanto) presenta la película en formato panorámico 1.85, con pistas en castellano, euskera e inglés 5.1, castellano en dts y audiodescripción para ciegos. En cuanto a extras, un audiocomentario a cargo de los directores, making of (39:19), el teaser, el trailer y los spots de TV.

La edición especial incluye el disco de la sencilla y otro adicional dedicado enteramente a los extras, que se reparten de la siguiente manera:
Entrevistas con Pablo Rosso, director de fotografía (19:55); Xavi Mas, jefe de sonido directo (8:00); y Oriol Tarragó, diseñador de sonido (17:00).
Cada uno habla de su respectivo trabajo y de las complicaciones que fueron surgiendo durante el rodaje, sobre todo para Rosso y Mas, pues uno tenía que actuar mientras rodaba y el otro tenía que grabar todo el sonido sin ser visto por la cámara ni entorpecer a los actores. Tarragó, por su parte, se centra más en la postproducción, que aunque no lo parezca a simple vista fue tremendamente compleja.

Confidencias Manuela Velasco (12:00).
La actriz habla sobre el proceso de casting y nos cuenta que no tenía ni idea de cómo acabaría la película hasta el último momento, que pensaba que solo tendría éxito en lugares como Japón o Corea o de lo duro que fue tener que correr, gritar y llorar durante 20 días seguidos sin poder cambiarse de camiseta. Además, esta pieza incluye un final alternativo.

Lo que no has visto.
Este extra se divide en tres apartados: “Hablan los vecinos” (8:25), que no es otra cosa que la versión extendida de las entrevistas que los vecinos del inmueble mantienen con Ángela; “Escenas eliminadas” (4:10), donde encontraremos cuatro breves escenas que finalmente no se montaron y de las cuales hay una, la titulada “Pasillo de clavos”, que es de visión obligada; y “El parque de bomberos: El redux” (20:38), es decir, la versión extendida de la parte inicial del film, rodada a modo de falso programa televisivo en un parque de bomberos barcelonés. Los bomberos andan tan salidos cuando la agraciada Manuela Velasco se cruza con ellos que no me extrañaría que la esposa de alguno de ellos pida el divorcio cuando vea a su heroico maridito tirándole todos los trastos que tiene a mano.

Detrás de las cámaras: Cómo se rodó (15:58).
Aquí veremos la filmación de tres escenas: “El ataque de la señora Izquierdo”, “Evacuando al herido” y “Ascenso al infierno”.

Los castings (12:22).
Se incluyen 6 castings. El de Claudia Font (Jennifer), Ferran Terraza (Manu) con Carles Vicente (Guillem), Vicente Gil (policía adulto), Ferran Terraza con Jorge Serrano (policía joven), Kao Chen Min (esposo japonés) y Akemi Goto (esposa japonesa).

Los archivos secretos (2:25).
La grabación completa del magnetófono que Ángela y Pablo encuentran en el ático del edificio.

Festival de Sitges: La première (11:03).
Incluye la recogida de premios así como entrevistas con Balagueró, Plaza y Velasco.

El cartel: Diseños previos (1:36).
Oportunidad de ver algunos de los pósters que se diseñaron para el film y que al final, por motivos varios, fueron desestimados.

La edición en Blu-ray es idéntica a la especial salvo por el hecho que el film se presenta con resolución 1080p y todo, película y extras, está contenido en un único disco.

28/05/08 19’95
2 disco
2 zona
título original: [Rec]
distribuidor: Filmax
país: España
año: 2007
duración: 75 min
actores: Manuela Velasco, Pablo Rosso, Ferran Terraza
director: Jaume Balagueró, Paco Plaza
imagen: 16:9 – 1.85:1
idiomas / sonido: castellano, inglés, euskera en Dolby Digital 5.1; castellano en dts; audiodescripción para ciegos
subtítulos: castellano para sordos, inglés
Extras
Audiocomentario de los directores
Making of
Trailer
Teaser
Spots TV
Entrevistas
Confidencias Manuela Velasco
Lo que nos has visto
Detrás de las cámaras: Cómo se rodó
Los castings
Los archivos secretos
Festival de Sitges: La première
El cartel: Diseños previos

Kick off de Friday Night Lights


Clear eyes, full hearts, can’t loose

En 1990, H. G. Bissinger escribió “Friday night lights: A town, a team, and a dream”, en el que el protagonista era el equipo de fútbol americano del instituto Permian en el pueblo tejano de Odessa. El libro inspiró el largometraje de Peter Berg “Friday night lights” (2004), protagonizado por Billy Bob Thornton. Pero al parecer, Berg y el productor Brian Grazer parecían convencidos que la historia daba para mucho más y desarrollaron el concepto televisivo de “Friday night lights”, la serie. Lo presentaron a la NBC y, como se dice en estos casos, el resto es historia.

“Friday night lights” tiene lugar en el pueblo ficticio de Dillon, en el estado de Texas. Allí todo gira en torno a los Panthers, el equipo de fútbol americano del instituto. Sus partidos el viernes por la noche son seguidos como una religión y todo lo que no sea ganar se convierte en un drama de catastróficas proporciones. Cuando la serie se inicia, el equipo de los Panthers está a punto de abrir una nueva temporada, una en la que todo el pueblo ha depositado enormes esperanzas. El equipo cuenta con uno de los mejores quarterbacks (lanzadores) del estado y su runningback estrella (corredor) parece encontrarse en el mejor momento de su breve carrera deportiva. La única duda parece estar en la figura del entrenador, que en su primer año nadie sabe si podrá soportar la presión de llevar a los Dillon Panthers hasta la final del estado.

No sólo de fútbol americano vive el hombre
“Friday night lights” no es solo una serie sobre fútbol americano, si bien es cierto que este deporte, tantas veces llevado a la pantalla, actúa a modo de nexo de unión para relatarnos las vidas de los habitantes de esta pequeña población tejana. En palabras de los productores, “es una serie sobre la vida”, y ciertamente no van nada desencaminados.
Es importante establecer tal premisa de buen principio porque no querría que una buena legión de espectadores potenciales pasaran de largo por el simple hecho de ver en la carátula del pack a un grupo de tipos ataviados con cascos y toda clase de protecciones. “Friday night lights” es un drama televisivo en toda regla en el que el espectador se sumerge por completo en las vidas de numerosos personajes perfectamente creados y desarrollados y la interacción que se establece entre ellos. Asistimos intrigados a infinidad de subtramas en las que tiene cabida prácticamente cualquier cosa: relaciones de amor, amistad, lealtad, conflictos raciales, superación personal, madurez, infidelidad, violencia… En todas ellas queda patente una y otra vez que tanto directores como guionistas no quieren quedarse con lo que queda expuesto sobre la superficie, sino que buscan indagar en la naturaleza humana, o por lo menos en aquella que habita una zona rural de los Estados Unidos.

Un casting excepcional
La serie cuenta con distintos elementos que la hacen excepcional, incluida una recreación totalmente verídica del pueblo y sus habitantes, del ambiente que se respira cuando hay partido, de los partidos per se… pero el principal puntal sobre el que se asienta y que sin duda la hace única es el reparto. Pocas veces vamos a encontrarnos un show televisivo con tantos personajes en el que ninguno, y subrayo lo de ninguno, desentone. Por supuesto que los hay con más peso, y seguro que cada espectador acabará teniendo predilección por uno u otro, pero si analizamos el trabajo de cada uno de ellos, no podemos sino quitarnos el sombrero y darles la enhorabuena. Empezamos con Kyle Chandler en el papel del entrenador Eric Taylor, para el que el buen hombre parece haber nacido; llega un momento que uno no sabe si el tal Chandler es realmente entrenador en la vida real o no. Así de verídica es su interpretación. Seguimos con su esposa cinematográfica, Tami Taylor, a quien da vida la actriz Connie Britton, un perfecto ejemplo de cómo tener un enorme peso dentro de la serie sin forzar nunca nada -al parecer, a medida que avanzaba la serie los guionistas decidieron darle cada vez más protagonismo. Y terminamos con el numeroso reparto que forman los estudiantes del instituto Dillon. Llegados a este punto debo reconocer que de buen principio uno no puede evitar sentir cierta tirria cuando, uno tras otro, van haciendo acto de presencia todos los estereotipos a los que el “american way of life” nos tiene acostumbrados: el chico bueno y guapo, la pija mona, el duro, el bocazas, la chica fácil, el “nerd”… pero lo interesante de “Friday night lights”, y ahí entiendo que es mérito de los guionistas, es que cada uno de esos personajes va adquiriendo nuevas dimensiones a medida que avanzan las tramas. Llega un momento en el que el tipo duro ya no es tan duro, la pija resulta que tiene un enorme corazoncito, el bueno y guapo tiene su punto de mala leche y la chica fácil sólo desea es que alguien la quiera de verdad.

La primera temporada
Me encantaría entrar en detalle y poner por escrito lo más destacado de cada episodio pero desgraciadamente el espacio es limitado, así que intentaré, confiando en no confundir en exceso al respetable ni dejar caer demasiados spoilers, dar una visión general de los 22 episodios que conforman esta primera temporada.
Todo empieza con el episodio piloto en el que, a grandes rasgos, conoceremos a los principales personajes, con especial énfasis en el entrenador Taylor y su equipo. Pero este primer episodio nos depara una primera sorpresa que cambiará por completo los acontecimientos venideros.
A partir de este crucial suceso, Taylor, el equipo y el pueblo en general tendrán que unirse para lograr el objetivo final, que no es otro que ganar el campeonato estatal. Por desgracia, los inicios no son todo lo buenos que uno esperaba y la presión sobre el entrenador empieza a afectarle no solo a él, sino también a su familia. Además, la mujer de Eric, Tami, decide convertirse en la nueva consejera escolar del instituto, lo que significa que estará en contacto con los estudiantes. Eso, sin duda, terminará por provocar numerosos conflictos entre la pareja. Para complicar aún más las cosas, su hija empieza a salir con el quarterback reserva, un tipo tímido que, sin embargo, no puede escapar del estereotipo de que todos los jugadores de fútbol americano solo tienen una cosa en mente cuando se trata de las chicas. Ahora Taylor tendrá que vigilar que su interés deportivo no se mezcle con su preocupación personal. Entre tanto, van sucediéndose los partidos y cada uno de ellos tiene su propia historia. Lo dicho, no es solo una serie sobre fútbol americano pero no hay duda que los amantes del deporte también tendrán sus dosis de momentos heroicos, jugadas imposibles y discursos de esos que ponen la piel de gallina.

La edición en dvd
El pack de esta primera temporada se compone de cinco discos. En ellos encontraremos los 22 episodios, que nos llegan en formato panorámico. La calidad visual es excelente y tanto directores como productores han optado por un look a lo documental, lo que significa que los colores no son tan brillantes como uno podría esperar pero ciertamente le dan un aspecto muy real. El sonido en 5.1 nos permite escuchar con absoluta claridad todos los diálogos y al mismo tiempo sentir el contacto físico durante los partidos como si estuviéramos en la mismísima grada. El único pero que le podemos poner a este espectacular lanzamiento es la falta de extras, pero dudo que nadie los necesite tras ver los más de 900 minutos que suman esos 22 episodios.